Cuando un niño decide jugar no piensa que va a aprender algo mientras realiza la actividad, la disfruta plenamente como parte de su día a día, pero este juego genera oportunidades de aprendizaje en todas las áreas de su desarrollo, por lo tanto, el juego constituye una base fundamental de la que obtiene conocimientos, competencias esenciales sociales y emocionales, se comunica y desarrolla su personalidad.
El desarrollo y el aprendizaje son de naturaleza holística y compleja que, a su vez, incentiva en los niños todos los ámbitos del desarrollo intelectual, social, emocional y físico, incluidas las competencias motoras, cognitivas, sociales y emocionales. En este sentido, es a través del juego que se redireccionan los aprendizajes del niño, partiendo de un juego libre, en el que tiene absoluta libertad para explorar y descubrir, desarrollando aptitudes, como el liderazgo y habilidades sociales de forma natural. A partir de este, se progresa a un juego más estructurado con diferentes grados de participación por parte de los adultos, tales como organizador, conductor y conductor con instrucciones directas.
Es así como, el juego posibilita en los niños la capacidad de acción y control de experiencias para que adopten un papel activo en su actuar, muestren iniciativa, nivel de decisión, autonomía y reconozcan su capacidad de resolver situaciones. En la educación preescolar, las oportunidades de juego y los entornos que lo favorecen son cruciales para fomentar los aprendizajes al transformarlos en experiencias educativas y de vida en los a niños.
Algunas de estas experiencias educativas son:
- Establecer un plan y seguirlo: “Quiero dibujar a mis amigos, ¿a quién pondré en mi dibujo?”
- Aprender mediante ensayo y error con resolución de problemas: “Mi torre se cayó, a lo mejor Juan me ayuda a construirla de nuevo”
- Aplicar conceptos de cantidad y movimiento “Me gustan esas semillas, ¿cuántos me harán falta para cubrir mi dibujo?”
- Razonar de manera lógica y analítica: “En este rompecabezas faltan piezas ¿las más grandes?, ¿cuántas encajarán?”
- Comunicarse con sus compañeros de clase y dirimir las diferencias: “Yo quiero ser la maestra, ¿puedes ser la directora? ¿O quieres ser la enfermera?”
- Desarrollar la creatividad y explorar la estética: “¿Qué puede pasar si mezclo estos colores?”
Los niños aprenden de manera práctica, divertida e interactiva, a través del movimiento desarrollan coordinación y liberan tensiones emocionales que les permite crecer, conocerse y madurar, por lo tanto, proporcionar estas experiencias básicas a través de prácticas activas y lúdicas ayuda potenciar y enriquecer su aprendizaje.