El deseo y satisfacción para muchos padres, madres y docentes es despertar la motivación del adolescente hacia el estudio y así conseguir el éxito académico que pueda ayudarle a conseguir todo aquello que ellos se propongan.
Son muchos los factores relacionados con el rendimiento académico que influyen en el estudiante y que pueden reflejarse en resultados no acordes al tiempo y al esfuerzo dedicado al estudio.
Esto deriva en las siguientes situaciones:
- El adolescente se siente desmotivado a la hora de realizar las tareas en casa y nunca encuentre el momento para estudiar.
- Los padres escuchen las típicas frases: “ahora voy”, “enseguida empiezo”, “espera que termine…”, etc.
- El empleo de muchas horas de estudio, en casa o en academias, que no se ven reflejadas en los resultados obtenidos: el esfuerzo y tiempo dedicado no se traduce en logros.
- La expresión de sentimientos de frustración y quejas sobre su capacidad o expectativas de éxito: “me cuesta mucho, no sirvo para esto, no sé para qué voy a esforzarme más…”.
La motivación nos impulsa a la acción con voluntad e interés. Para llevar a cabo cualquier tarea es esencial conocer las habilidades necesarias para fortalecer la motivación, y así aumentar las capacidades de logro y bienestar escolar y poder afrontar con éxito los momentos de frustración.
Aumentar los sentimientos de autoeficacia, reconocer las propias fortalezas y recursos, y regular nuestras emociones para dirigir el comportamiento hacia lo que queremos obtener son habilidades también imprescindibles, que muchas veces son las grandes olvidadas. Los estudiantes que están más motivados participan en las tareas de buen grado y trabajan para mejorar sus habilidades, lo que incrementa, a su vez, sus capacidades.
Por lo tanto, los hábitos, la organización, las estrategias de aprendizaje, el sentirse bien con ellos mismos, la capacidad de atención y concentración, y la motivación son aspectos decisivos para que los adolescentes alcancen sus objetivos y metas académicas.