La lectura es un proceso de gran relevancia en el desarrollo cognitivo de nuestros niños, no solo permite un adecuado rendimiento escolar, también desarrolla la imaginación y proporciona cultura, vocabulario e incluso actúa sobre la formación de la personalidad.
Un buen lector no nace, se hace, y los padres de familia jugamos un rol fundamental, ya que como muchos otras aficiones, el amor por la lectura se anida en el seno familiar.
Un niño que observa a sus padres leer, imitará la conducta, por eso, si hay libros en casa, muéstralos. Si hay oportunidad de acudir a una biblioteca, permítele explorar. Si visitas una librería, recompensa los logros con un libro, comic o revista de su elección.
Un niño lector desarrollará grandes habilidades, mejorará su concentración y su atención, su mente se volverá creativa y curiosa, gozará de perspectiva y ampliará sus horizontes de aprendizaje. Un niño lector tendrá grandes posibilidades de ser un joven autodidacta, habilidad que, hoy día, es de gran valor.
Recuerda que las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra. Como papá conviértete en lector acompañante al compartir con tu pequeño tiempo de calidad y una buena lectura. Las revistas científicas para niños son un excelente recurso para conocer de temas de actualidad y compartir opiniones y argumentos. Te sorprenderá lo que tu hijo puede llegar a pensar sobre un tema que le interesa.
Pedirle a nuestros hijos que lean, o insistir en que lo hagan sin anteponer nuestro propio ejemplo es una contradicción que impacta profundamente en nuestros hijos. Siempre estarán más atentos a nuestras acciones que a nuestras indicaciones, basta con mirar su comportamiento, ahí nos veremos reflejados.
La afición a la lectura solamente podrá prosperar en un hogar donde los padres leen y contagian su amor por los libros a través de la conversación y el ejemplo. Si dejamos que nuestros hijos se acerquen a la lectura les estamos dejando que se acerquen al universo.
“El que ama la lectura, tiene todo a su alcance”.
William Godwin.