Las artes permiten a los niños expresarse de manera original, divertida y desarrollando su creatividad a través de la organización única e intencional del empleo de elementos básicos como su cuerpo, espacio, tiempo, movimiento, sonido, forma y color.
Es por ello que la educación artística en la infancia juega un papel fundamental, ya que los niños, en esta etapa de desarrollo, se expresan a través de movimientos corporales, de la emisión de determinados sonidos, del apoyo en diversos recursos a su alcance, convirtiéndose en ese vivir natural que les permite aprender y la oportunidad de expresar y prestar atención a las cualidades, formas y diferencias del mundo que les rodea.
El área artística da a los niños la oportunidad de relacionarse, de dar espacio a la comprensión y expresión de sus emociones, contribuye a la conformación de la identidad personal y social de los estudiantes.
Trabajar el arte al interior de las aulas favorece la creatividad, la adaptación a los cambios, la exploración de lo incierto, la resolución de problemas de manera innovadora y creativa, el trabajo en equipo, la reflexión, el respeto por las ideas que no son propias, así como la exploración de mundo interior y exterior.
El trabajo artístico en los primeros años de vida debe desarrollarse de manera tal que permita a los niños la expresión de sus ideas y sentimientos, poniendo a su alcance los recursos que le inviten a desarrollar su sensibilidad e imaginación, ya que es fundamental que aprendan a recrearse, a observar, escuchar, crear, apreciar y valorar su patrimonio cultural.
El arte posibilita la integración de las experiencias de vida con lo que sucede, tanto en el entorno educativo como en los otros espacios en los que transcurre la vida de las niñas y los niños, de ahí que las actividades puedan realizarse con diversos lenguajes artísticos como el del teatro, la danza, las artes visuales y la música.